Científicos italianos desvelan el verdadero motivo de las muertes masivas en Pompeya

12/08/2010 | Angélica Marín | GlobalPost


Los misterios sobre la ciudad italiana que en el siglo I d.C. desapareció bajo la lava y las cenizas del volcán Vesubio sigue intrigando a los científicos. Hasta ahora la teoría más aceptada sobre las muertes de la población afirmaban que las personas hoy momificadas habían muerto por ahogamiento. Pero nuevas -y polémicas- investigaciones aseguran que murieron por un calor abrasador.



(Pompeya, Italia). Un niño está tumbado en el suelo y mueve sus pequeños brazos en el aire. A su lado, una mujer con otro niño en el regazo aprieta los puños, como intuyendo un horror inevitable. Dentro de una habitación semioscura, rodeada de frescos desconchados, descansan restos de esqueletos con casi 2.000 años de antigüedad, unos realistas moldes humanos recubiertos con escayola.

El volcán del Vesubio acabó con sus vidas en el año 79 d.C, al desencadenar su furia y enterrar a la vieja ciudad portuaria de Pompeya bajo capas de lava y ceniza. La escena fue horrenda. Sus habitantes creyeron que los dioses se habían enfadado con ellos, y que se aproximaba el fin del mundo.

Desde el descubrimiento de los restos de Pompeya en 1599 los arqueólogos han creído que sus habitantes habían muerto ahogados por las cenizas y los gases que salieron durante dos días del cráter del volcán. Su teoría se basaba en los testimonios de algunos testigos, como Plinio el Joven, que vio la erupción desde el otro lado del Golfo de Nápoles y dijo que su tío había respirado por última vez bajo una nube de ceniza en Pompeya.

“Nuestra investigación científica ha demostrado otra cosa, que las muertes se produjeron por el aumento de la temperatura, no por ahogamiento”, afirma Giuseppe Mastrolorenzo, vulcanólogo del Observatorio de Nápoles. “Todo lo que se ha escrito en las guías y en los libros, lo que se ha contado y recontado a los turistas, es falso”, asegura.

Tras años analizando casi 100 esqueletos, probando tejido óseo y creando numerosas recreaciones de la erupción del Vesubio, Mastrolorenzo ha llegado a la conclusión de que la gente de Pompeya murió de forma instantánea debido a una nube piroclástica, un fenómeno volcánico que sucede a gran velocidad y a una temperatura letal.

Sus descubrimientos han sido publicados recientemente en la revista científica PLoS One. Mastrolorenzo y su equipo de científicos han expuesto huesos humanos y animales a altas temperaturas para estudiar los cambios en su color y en su microestructura. Los huesos en el laboratorio comenzaron a parecerse a los hallados en Pompeya una vez alcanzadas temperaturas entre los 120 y 148 grados centígrados.

Ellos han sido los primeros científicos en cuestionar las cartas de Plinio el Joven.

Plinio el Joven, que tenía 17 años en el momento del desastre, no escribió sus recuerdos sobre la erupción y la desaparición de Pompeya y otras ciudades de alrededor hasta que pasaron 25 años. Aún así, sus cartas persuadieron a los historiadores a creer que después de que la erupción inicial hiciese saltar el tapón del cráter, aquellos que no murieron a causa de las rocas que cayeron sobre la ciudad a 145 kilómetros por hora fallecieron posteriormente ahogados por las cenizas y los gases.

“Es fácil unir las evidencias arqueológicas que podemos ver con nuestros propios ojos, gracias al relato detallado del bueno de Plinio el Joven”, asegura Antonio Varone, director del Sitio Arqueológico de Pompeya.

Los arqueólogos han encontrado esqueletos dentro de cavidades subterráneas formadas por ceniza endurecida. Esas cavidades, rellenas con escayola, han servido como moldes para recrear las posiciones de los cuerpos en el momento de su muerte. Para Varone, la presencia de la ceniza endurecida da credibilidad a la versión de Plinio.

En el Jardín de los Fugitivos, una docena de moldes de escayola están boca abajo con los brazos y piernas en posición de correr, simulando el horror que se produjo durante la erupción. “La suspensión de la actividad es un fenómeno llamado espasmo cadavérico”, explica Mastrolorenzo. “Es algo muy raro, y ocurre durante explosiones nucleares y erupciones volcánicas”.

Según el vulcanólogo, uno de los ejemplos más claros de espasmo cadavérico se guarda bajo llave en un almacén lleno de urnas y fuentes rotas. Allí hay el molde de un hombre con los puños tapando el rosto, suspendido en el aire, ya que estaba de cuclillas en un letrina.

Pero para muchas personas como Varone y el personal en el sitio de Pompeya la investigación de Mastrolorenzo cuestiona los escritos de Plinio y también lo que ellos han visto con sus propios ojos. “Los cuerpos son hallados con las manos cerca de la boca, como intentando atrapar el aire”, asegura Mattia Buondonno, relaciones públicas de la excavación.“Y esto sucede porque no podían respirar, no porque estuviesen quemándose vivos”.

Para Mastrolorenzo, el objetivo final de su investigación es lograr convencer a la Junta de Supervisores de Pompeya de su teoría. Al estudiar la velocidad a la que la nube piroclástica sobrevoló Pompeya en el año 79, Mastrolorenzo también ha demostrado que estas altas temperaturas se pueden mantener hasta una distancia de 20 kilómetros del volcán.

En caso de emergencia, Protección Civil de Italia tan solo exige actualmente evacuar a las personas que viven en un radio de 8 kilómetros del Vesubio. “Si tenemos en cuenta que Nápoles está tan solo a 10 kilómetros, en caso de otra erupción como la del año 79 habría al menos tres millones de personas en peligro”, advierte el vulcanólogo.

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